El trabajo de Cory consiste en emborracharse, bailar como una loca y, en definitiva, molar.
Los cool hunters la adoran. Paris la adora. Yo la adoro.
Cory come patatas fritas. Se tira pedos. Lleva un bolso de Gucci. Manolo Blahnik con calcetines de colores.
El “heroin chic” pasó a la historia, chicas.
La cuestión es que las lectoras de Vogue, chicas Cosmo, con sus libretitas de Jordi Labanda y sus agendas de Carolina Herrera no la soportan. No entienden nada. Están jodidamente confusas.


